TRÁNSITO POR LA VIDA

La vida es algo maravilloso, el hecho de que estemos vivos es algo inaudito, algo totalmente aleatorio y fugaz, porque recordemos que la vida, aunque no lo parezca, es muy muy corta. Por lo que no podemos "transitar por la vida", como si fuera algo sin valor, debemos "VIVIR AL MÁXIMO", porque la vida es lo más valioso. Nunca jamás, debes dar por hecho el estar vivo, nunca jamás debes quitarle valor, no importa que tan mal estén las cosas en tu vida, no importa si estás triste o deprimido o si todo lo ves de color negro, porque tienes el mayor regalo que es estar vivo.

Introducción

El otro día estaba leyendo un blog, y se me quedó en la cabeza una frase que usaban en el post que me sorprendió mucho.

La frase decía algo así: "para que nuestro tránsito por la vida sea mejor".

Continué leyendo y pasados 2 segundos, me dije a mismo:
-"Espera un momento, cómo?"

- "Tránsito por la vida? Como si la vida fuera algo "que ocurre", cómo, quitándole valor, no?"

O al menos fue como entendí yo la frase.

Entonces pensando un poco al respecto, me di cuenta que hay mucha gente que piensa así de la vida, que la vive así.
Que simplemente vive y sigue el camino que le ponen delante sin cuestionarse nada al respecto, ni siquiera se preguntan a si mismos si son felices.

Es esa gente que anda por la calle con la cabeza hacia abajo, no triste pero resignada, como pensando: pues esta es mi vida y aunque no me guste, tengo que vivirla.

Como si vivir fuera un castigo, no?

Y creo que es un pensamiento muy equivocado.

Reflexión

La vida es algo maravilloso, el hecho de que estemos vivos es algo inaudito, algo totalmente aleatorio y fugaz, porque recordemos que la vida, aunque no lo parezca, es muy muy corta.

Por lo que no podemos "transitar por la vida", como si fuera algo sin valor, debemos "VIVIR AL MÁXIMO", porque la vida es lo más valioso.

Deberíamos levantarnos cada mañana y decir: "UAU, ESTOY VIVO, QUE PASADA JODER!"

Y es que, aunque a veces tengamos contratiempos o la vida nos pegue una patada, hay que aferrarse a ella, hay que vivirla, con ganas sobre todo, porque solo tenemos una, solo tenemos una oportunidad.
El día de hoy solo lo vivirás una vez, nunca más volverá a repetirse este momento, por lo que debes aprovecharlo al máximo, ser consciente de la suerte que tienes de estar vivo.

Hay quién se quita la vida a propósito, y mientras, hay otra gente que muere sin aviso, que una enfermedad o accidente les arrebata la mayor casualidad y bendición que es estar vivos.

Nunca jamás, debes dar por hecho el estar vivo, nunca jamás debes quitarle valor, no importa que tan mal estén las cosas en tu vida, no importa si estás triste o deprimido o si todo lo ves de color negro, porque tienes el mayor regalo que es estar vivo.

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Con esto, quiero decir y quiero dejar claro que, cada persona es un mundo. Que no tienes que estar de acuerdo con mi forma de pensar o con la de tu familia, pareja o amigos, tu tienes tu verdad y tu forma de ver las cosas es igual de válida que la de los demás; pero nunca menosprecies el hecho de estar vivo, ya que es tu mayor virtud, y tu bien más preciado.
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Ejercicio práctico

Por ello, te propongo un ejercicio.

Es algo muy simple, pero a la vez muy eficaz.

Cada día debes agradecer estar vivo.

No importa como lo hagas, no importa si te pones una alarma para recordarlo, no importa si lo escribes en un papel y lo pegas en la nevera, no importa si lo dices antes de ir a dormir o al levantarte, no importan las formas, lo que importa es que una vez al día te recuerdes a ti mismo que estás vivo, y que eso es suficiente para seguir adelante

Como anécdota personal, os contaré como lo hice yo durante una época en la que me sentía "transitando por la vida".

El ejercicio que yo hice, y que me ayudó a volver a tomar las riendas de mi mentalidad positiva, fue decirme a mi mismo: POSITIVO. (Aunque ahora la palabra positivo la relacionemos con el Covid, esto fue antes de la pandemia, así que no tiene relación jajaja)

Es decir, cada vez que sentía que me estaba dejando llevar por la vida, que estaba de bajón, cansado, sin ganas de hacer lo que estuviera haciendo en ese momento, me decía a mi mismo con una voz interior en tono de grito: POSITIVO.

Y de esta forma, por tontería que pueda parecer, me reactivaba, volvía a ser consciente de mi mismo, volvía a tomar las riendas de mi mente y enfocaba la siguiente cosa que fuera a hacer con ganas y determinación.

Pasados los meses y sin darme cuenta, dejé de tener la necesidad de decirme esa palabra, ya que sin ser consciente, dejé de sentirme de ese modo y volví a ser yo mismo, volví a sentirme realizado y volví a vivir la vida con las mismas ganas que lo había hecho siempre.